Extrañas, de Guillermo Arriaga
“…acostumbramos a ver el mundo desde una
determinada perspectiva y en la mayoría de las veces esa perspectiva es el
principal obstáculo para resolver un problema…”
Sin duda, uno de los libros más esperados del año era la nueva entrega del escritor mexicano Guillermo Arriaga: la novela Extrañas, una historia que, de tan solo conocer la forma en que fue escrita (con palabras acuñadas antes de 1790, sin capítulos y sin rastros de la palabra que) se nos anticipaba que sería un texto emocionante y distinto
Publicado apenas en febrero del año pasado bajo el sello de Penguin Random House (Alfaguara) este libro se va a la lista de los mejores que he leído este año; de 489 páginas, la nueva historia de este genio literario nos sorprende y logra que el interés a medida que avanzamos en la lectura vaya in crescendo.
Extrañas nos lleva de viaje al pasado, a la Inglaterra de hace 242 años y nos convertimos en William Burton (un nombre en homenaje a William Shakespeare y al explorador Richard Burton), el joven noble que desde los ocho años se enfrenta a la muerte y que, en un momento de su planeada vida, luego de encontrarse con un engendro, se obsesiona y decide darle la espalda a su herencia para dedicarse a la medicina, aunque eso signifique una deshonra a los ojos de su familia; William se fascina por lo que encuentra y se guía por los escritos de Robert Black, un afamado médico londinense especializado en gente extraña.
La novela es simplemente fascinante no nada más por su lenguaje, su ritmo, la descripción de las atmósferas y los extraordinarios personajes sino también porque nos da clases de anatomía, diseccionamos cuerpos, conocemos brebajes, indagamos en la herbolaria, probamos remedios y de pronto, nos topamos con las extrañas, esas dos mujeres en el cuerpo de una y no solamente nos intriga su anomalía sino de manera simbólica nos vemos en ellas, en las disyuntivas que nos conforman, nos vemos en Greta y Daniela, nos sorprende su cuerpo y junto con William y su maestro nos interesa entender como son por dentro, sus miedos, sus placeres.
Con Extrañas uno termina cambiando la mirada y entiende que nadie debe ser tratado como distinto, mientras vamos aprendiendo palabras (me anoté cerca de 40) te das cuenta que la gran pregunta a resolver es ¿Quiénes son las extrañas? ¿ellas o nosotros?
El final de Extrañas es uno de esos que quieres descubrir, pero al que al mismo tiempo no quieres llegar, y es que cuando lees la palabra FIN deseas volver al principio, porque simplemente no lo quieres dejar y es que Extrañas no es un libro normal, es uno extraordinario.
Nota: mención especial merece la portada de
este genial libro pues un fragmento del cuadro “El gran oso” del joven pintor
chileno Guillermo Lorca, una obra que pareciera que fue creada de manera
específica para este libro.
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