La elegancia del erizo, de Muriel Barbery

 


Uno de los libros que tenía pendientes desde hace tiempo era La elegancia del erizo, la primera novela de la escritora francesa Muriel Barbery, recomendada en más de una ocasión por lectores cuyas opiniones valoro mucho. Finalmente llegó a mis manos gracias al trueque de libros de nuestro más reciente viaje literario, y lo atesoro especialmente porque proviene de la biblioteca de Lilia, una buena amiga lectora.

Al principio me costó un poco conectar con la historia —no por la escritura en sí, sino por la cantidad de cosas que tenía en la cabeza—, pero hacia el final, ese último párrafo me conmovió de una forma profunda y duradera. Cada página es una invitación a reflexionar, a mirar el mundo con más atención.

La novela se sitúa en un elegante edificio parisino, donde viven familias de clase alta. Allí trabaja Renée, la portera, una mujer culta que se refugia en la lectura de Tolstói y en la música de Mozart, pero que oculta su inteligencia detrás de una fachada sencilla. En uno de los departamentos vive Paloma, una niña de doce años brillante, lúcida y profundamente desencantada con el mundo adulto, al punto de haber decidido terminar con su vida. Ella lleva un diario titulado Ideas profundas sobre el mundo, donde va desgranando su visión crítica y filosófica de la realidad.

La historia se narra desde dos voces alternadas: Renée y Paloma, cuyas vidas corren paralelas hasta que aparece el señor Ozu, un hombre de ascendencia japonesa que se muda al edificio. Educado, sensible y capaz de ver más allá de las apariencias, Ozu se convierte en un punto de inflexión, uniendo los caminos de estas dos almas solitarias.

La amistad que surge entre Renée y Paloma es breve pero intensamente significativa. La elegancia del erizo plantea preguntas fundamentales sobre el sentido de la vida, el valor del arte, la verdadera amistad y el desafío de aceptarse a uno mismo en un mundo que muchas veces se queda en la superficie.

En 2008, la novela fue llevada al cine bajo el título El erizo —sin duda, una película que buscaré ver pronto para reencontrarme con estos personajes tan entrañables.

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