El ocaso del águila, de Pedro J. Fernández

 

📚 Primera entrega de la serie “El juego de la silla”
Publicado por Hachette Livre México en diciembre de 2024


Ayer terminé El ocaso del águila, la más reciente novela de Pedro J. Fernández, uno de mis autores favoritos de novela histórica. Se trata de la primera entrega de su ambiciosa serie El juego de la silla, en la que propone explorar los momentos de transición presidencial en México, pero no desde el relato frío de los libros escolares, sino desde la entraña humana de quienes los vivieron.

Aunque ya sabemos cómo se desarrollaron los hechos, Pedro logra que volvamos a emocionarnos. Tiene esa capacidad de abrir ventanas hacia lo íntimo y lo cotidiano, y hacer que figuras tan solemnes como Madero, Díaz o Zapata se sientan reales, cercanas, humanas. Al terminar el libro, me quedé con esa emoción dulce de querer más, de estar ya lista para la segunda entrega.

Esta primera novela se centra en el ocaso del régimen porfirista y el ascenso de Francisco I. Madero, quien, con su célebre Sucesión presidencial en 1910, sus ideales democráticos y su peculiar interés por el espiritismo, encendió la chispa de un cambio inevitable. Leemos sobre la importancia del Plan de San Luis, escrito por Madero y publicado en octubre de 1910, que llamó a levantarse en armas y se convirtió en el detonante oficial de la Revolución Mexicana. Más adelante, la novela también nos lleva a los Tratados de Ciudad Juárez, firmados en mayo de 1911 como un acuerdo de paz entre Madero y Porfirio Díaz, que marcaron el inicio del fin del porfiriato.

Aparecen personajes fundamentales como los hermanos Serdán, Emiliano Zapata y Pancho Villa, cada uno con sus matices y contradicciones. Villa, por ejemplo, es retratado como un hombre que prefería las malteadas en lugar del licor, un detalle simple pero revelador que lo desmarca de los clichés habituales. Sabemos que Madero tenía la voz aguda, que practicaba la abstinencia de carne y alcohol por convicciones religiosas, y que Don Porfirio realizaba calistenia durante una hora y media todos los días para mantenerse en forma. Estos toques cotidianos le dan una dimensión entrañable al relato.

Pedro también destaca el rol de las mujeres, en especial de aquellas que estuvieron al lado de los protagonistas. Carmen Romero Rubio, mucho menor que Díaz, se niega a ser solo una figura decorativa en un mundo de hombres poderosos, mientras que Sara, la esposa de Madero, se convierte en una presencia clave, tanto emocional como política, a lo largo de la narración.

Como en otras novelas del autor, la comida y el vino tienen un papel protagónico. Pedro, que también es sommelier, nos transporta no solo a través de los hechos, sino de los aromas, sabores y rituales de la época. El ocaso del águila es un libro que bien puede disfrutarse con una copa de Casa Madero al lado y un buen platillo, porque aquí la historia se degusta con los cinco sentidos.

Dividida en tres partes, la novela está narrada con gran precisión histórica y literaria, con una ambientación tan viva que casi se puede respirar. Todo arranca con una cita potente de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca: “Yo veo que todo es una maldita repetición”. Una advertencia clara del espíritu que guiará esta saga: nuestra historia está hecha de ciclos que insisten en repetirse.

El ocaso del águila ya se ha subido a mi lista de favoritos del 2025.

Y si están en León, me encantará compartir esta lectura con ustedes. Este domingo 27 de abril a las 4:00 p.m. estaré acompañando a Pedro J. Fernández en la presentación del libro en la Feria Nacional del Libro de León. Ojalá se animen a acompañarnos. ¡Vale mucho la pena!

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