La buena tierra, de Pearl S. Buck
Recibí por parte de mi hermano, una mochila con libros de segunda mano y en ella descubrí un verdadero tesoro: la novela costumbrista La buena tierra de la escritora norteamericana - ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1938 - Pearl S. Buck, una historia situada en los años veinte, en medio de las rígidas estructuras sociales de la China prerrevolucionaria; una obra publicada en 1931 y que nos relata la vida del campesino Wang Lung.
Con una excepcional narración que incluye bellas descripciones de atmósferas, Pearl nos otorga la oportunidad de conocer la cosmovisión de Wang y su íntima relación con la tierra que cosecha, vemos a través de un conmovedor relato la vida que lleva, primero a lado de su anciano padre y luego con su esposa O-lán con quien decididamente va construyendo su familia y en este punto, por cierto, no es extraño por momentos sentir un choque cultural y de ideología de género.
La novela no es solamente una descripción de momentos felices, es un viaje por venturas y desventuras como lo es la vida misma, el libro - de 406 páginas de extensión y con traducción al español de Elizabeth Mulder - nos muestra por un lado lecciones sobre la prosperidad y la perseverancia pero también sobre la recesión y la pobreza; La buena tierra hace honor a su título y nos recuerda de dónde venimos y hacia dónde vamos; homenajea especialmente la valoración de nuestras raíces, de nuestras creencias y la importancia de apreciar y sentir la tierra bajo nuestros pies.
No es difícil desarrollar un aprecio por Wang Lung, pues vemos cómo van pasando los años por él y todo lo que esto conlleva: desde alegrías y crecimiento hasta pérdidas y sus duelos, pasando por cambios sociales y políticos de su país que lo obligan a adaptarse y a aceptar el que incluso sus hijos tomen nuevos rumbos y decisiones.
La buena tierra es una magnífica obra que le valió a su autora el Premio Pulitzer en 1932 y es una que recomiendo ampliamente; debo decir que fue una grata experiencia porque llegó a mi vida en un momento importante en el que casualmente, tomé una decisión fundamental que involucraba una “buena tierra”.
Wang Lung me dejó muchos aprendizajes y metáforas que llevo a mi vida, como su frase “Un día es un día” que sería el símil a mi mantra actual: “Aquí y ahora”.
¿Ya leíste “La buena tierra”?
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