No pierdas la esperanza. Memorias de una madre durante el Holocausto, de Dora Reym

 


Hoy quiero hablarles de un libro que me conmovió profundamente: No pierdas la esperanza. Memorias de una madre durante el Holocausto, un testimonio desgarrador de Dora Reym, nacida como Estera Doba Pacht en Wysków, Polonia, en 1915. Publicado en mayo de este año bajo el sello de Tusquets Editores (Grupo Planeta), este libro es una lectura que invita a la reflexión y nos acerca de manera personal a los horrores del Holocausto.

El libro, que cuenta con un prefacio del historiador Enrique Krauze - sobrino de Dora -, nos lleva a través de cuatro partes, basadas en los textos que la autora dejó como legado. A lo largo de sus 258 páginas, Dora narra, con una sensibilidad única, la desgarradora historia de su familia judía durante la Segunda Guerra Mundial. A diferencia de muchas novelas sobre el tema, esta obra es un relato íntimo, donde la voz de Dora nos guía a través de una experiencia devastadora, haciendo que cada página nos acerque a los sentimientos más profundos y personales de alguien que vivió ese periodo tan oscuro de la historia.

No pierdas la esperanza no es solo un relato del sufrimiento vivido durante el Holocausto, sino también un valioso testimonio que nos ayuda a dimensionar la magnitud de los horrores que tantas veces hemos escuchado, pero quizás no comprendido del todo. Las fotografías del archivo familiar que acompañan la narración hacen aún más palpable esa conexión con el pasado, y nos permiten poner rostros a las tragedias y vivencias que Dora describe con tanto detalle y dolor.

La historia comienza en 1939, cuando Dora, su esposo Mark y su pequeña hija Mirusia - de apenas un año - se ven obligados a huir de su hogar tras la invasión alemana, y se extiende hasta 1945, cuando la guerra llega a su fin. A lo largo del libro, Dora relata el miedo constante y la angustia por la incertidumbre de cada día con lo que es inevitable que sintamos también rabia y frustración ante las crueles restricciones impuestas a los judíos.

Enmarcando los eventos en torno a los cumpleaños de Mirusia, Dora nos muestra cómo la guerra fue destrozando lentamente sus vidas, pero siempre manteniendo una constante: la esperanza de que sobrevivir era posible, pese a todo.

Este libro no solo es un testimonio histórico, sino también una historia de resistencia y sanación. Dora comenzó a escribir sus memorias en 1974, alentada por su hija. Este acto de escritura fue un proceso sanador para ella, acompañado también por la pintura, ya que comenzó a retratar a muchos de los familiares que murieron en los campos de concentración nazis. Dora vivió hasta los 101 años, y a través de este libro, su legado sigue vivo, recordándonos la importancia de no olvidar lo sucedido y de seguir contando estas historias.

No pierdas la esperanza es, en definitiva, un llamado a la memoria colectiva, a no olvidar, pero sobre todo, a aferrarnos a la esperanza en medio de la adversidad.

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