La muñeca de porcelana, de Kristen Loesch

 




Hoy toca hablar de La muñeca de porcelana, la novela debut de la historiadora norteamericana Kristen Loech, un libro protagonizado por tres generaciones de mujeres, un texto que nos habla de lazos familiares indisolubles, de esos fuertes vínculos que son capaces de sobrevivir al dolor y al paso del tiempo; este libro, fue un obsequio de la editorial Planeta durante nuestro primer retiro literario y desde entonces aguardaba pacientemente en mi librero.

Publicado en nuestro país en febrero de este año, el libro de 396 páginas arranca en Londres en junio de 1991 con la voz de Rosemary White, joven rusa de 24 años cuyo interés por entender un traumático episodio familiar, la lleva a tirar hilos y descubrir la historia escondida de su abuela Tonya.

La muñeca de porcelana nos lleva de regreso en el tiempo y viajamos a San Petersburgo en 1915, conocemos a Tonya (Antonina) en la Rusia Imperial, descubrimos su enamoramiento ilícito de Valentín, un apasionado bolchevique en medio de los acontecimientos que dieron lugar a la revolución de febrero de 1917; mientras se van intercalando los capítulos entre el pasado y el presente, avanzamos junto con el periplo de Rosie, escuchamos a sus fantasmas, dudamos junto con ella de lo que va encontrando mientras vamos desenredando la relevancia de la colección de muñecas de su madre, una conformada por quince y de las cuales tres son de porcelana.

A medida que avanzamos, la escritora aprovecha y en medio de la historia de ficción contada con más o menos quince personajes, nos lleva por un viaje por la historia política de Rusia, por las persecuciones por ideales políticos y hace una dolorosa parada por el gulag (centro correccional) de la ciudad minera de Vorkutá.

La muñeca de porcelana cuyo subtítulo reza “El pasado no puede seguir enterrado” es una buena historia que resalta al gran combustible que es el amor y los recuerdos para sobrevivir; el libro pone en relevancia esos temas que precisamente Kristen ha explorado en otros textos: la identidad, la familia y la resiliencia, sin duda pilares de nuestra existencia.

Finalmente diría que es una novela que disfruté porque habla de libros, de música, de ballet y nos recuerda el gran valor de escribir y con ello trascender.

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