Cerezas en París, de Magali Velasco

 


Una casa como punto de partida. Un viaje al interior, a los recuerdos familiares, a los miedos personales, un clavado a una alberca de emociones, olores y sensaciones, es lo que nos ofrece “Cerezas en París” la primera novela de la investigadora, académica y escritora mexicana Magali Velasco.

Publicada apenas en agosto de este año por la editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León, “Cerezas en París” fue una de mis lecturas de noviembre; con un diseño editorial distinto y fresco que, sin duda invita a disfrutarlo, el libro de 145 páginas nos presenta la historia de Montserrat Montero, una mujer que, ante la inminente venta de la casa familiar en donde la cuidó su abuela, retorna a la ciudad de su infancia y juventud para enfrentarse con episodios fundamentales de su vida.

“Cerezas en París” es una novela corta e intensa; bien narrada, con personajes bien construidos y descripciones que logran colocarte en medio de la escena: nos sentimos dentro de la casa, esa cuyo jardín alberga el recuerdo de una vida truncada, esa cuyas paredes conservan olores y palabras apasionadas y también recorremos junto con la protagonista Xalapa, esa cafetalera ciudad veracruzana que Magali elige para presentarnos la historia.

Montserrat es un personaje bien construido, uno con el que fácilmente se logra empatizar; la casa por su parte, se vuelve una pieza central en el relato y una que completa el rompecabezas de su vida; a medida que uno avanza en su lectura y se sumerge en los recuerdos de quien nos narra, sentimos, gracias a las diversas escenas que nos presenta, sus emociones y pasiones, pero también su desamparo y desasosiego ante los cierres que tiene que enfrentar.

Con un título que hace referencia a una bebida especial elaborada por uno de los personajes fundamentales en los recuerdos de Montserrat, “Cerezas en París” es un relato ante el que nadie puede permanecer ajeno, pues es uno que nos habla de la identidad y de las - a ratos absurdas - contradicciones que como humanos poseemos.

La ópera prima de esta joven escritora, es un texto que vale la pena leer.

 

 

 

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