Frankenstein, de Mary Shelley

 


Concluí ayer la lectura de #Frankenstein una novela clásica de terror, escrita por la narradora británica Mary Shelley, publicada originalmente hace 204 años (en su primera edición firmó como autor su esposo y fue hasta la segunda que apareció su nombre, en 1823) y cuya lectura la hice en una cómoda edición de bolsillo de Ediciones B.

¿Qué se puede decir de un texto como este?, uno que despierta fascinación y ha sido por lo tanto adaptado incontables veces al cine, al teatro y como referencia literaria también; una historia cuyo título lo hemos todos al menos nombrado alguna vez, haciendo referencia a la fealdad y la combinación de factores extraños en un mismo ser. La lectura de #Frankenstein fue para mí fue un grato encuentro con una narrativa diferente y fascinante.

Disfruté la historia de Víctor Frankenstein y la creación que hace de un ser repulsivo pero sensible, todo como resultado de su interés por encontrar el elixir de la vida y comprender los misterios de la muerte; una novela que a la par que te relata los horrores a los que el joven científico se ve expuesto y los deseos de venganza del ser al que le dio vida, te lleva a conocer bellos lugares en Suiza, Alemania e Inglaterra. Encontré a lo largo de sus páginas una fuerte reflexión sobre la condición humana, sobre la necesidad que tenemos todos de aceptación y amor; una novela que a dos siglos de su creación sigue vigente porque expone también el lado oscuro de la sociedad conformado por prejuicios, maldad y egoísmo.

#Frankenstein está ya en mi lista de novelas favoritas, un poderoso texto que me invita a pensar que al igual que ser creado por Víctor, todos estamos construidos a partir de fragmentos y que al final, lo único que queremos es ser aceptados y amados, con todo y nuestra monstruosidad.

 

 

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